jueves, 11 de noviembre de 2010

La decadencia de los gigantes



Boca y River dan lástima. Así de simple y sencillo. Los dos equipos con más convocatoria, títulos, prestigio e historia, están a punto de protagonizar (sin lugar a dudas y sin recurrir mucho a la memoria) el superclásico más devaluado de la historia.

Uno, River, peleando el descenso, algo inédito en su historia. Y, para agregarle más matices, echó al técnico que contrató hace 18 partidos (Cappa) para reemplazar a otro (Astrada) al que también le mostraron la puerta de salida.

El otro, Boca, tiene a su técnico en la cuerda floja. Borghi no encuentra el rumbo de un plantel rodeado de figuras. Tiene a Riquelme, Battaglia y Palermo como los abanderados históricos del club. Y sumó a Caruzzo, Cellay, Insaurralde y Clemente Rodríguez, quizás los cuatro mejores defensores del torneo pasado. Trajo a Luchetti, y el ex Banfield ya no sólo no escapa a la mediocridad, sino que sus errores con Argentinos hicieron que los hinchas lo apunten. Y si Boca no suma, la temporada que viene lo va a tener en la misma posición en la que está River hoy: peleando por no jugar en la B Nacional.

Los dos gigantes están en banca rota futbolística. De las dos veredas dicen que el superclásico no salva el año. Pero lo aliviará bastante...

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