Excelente nota del periodista Julio Marini en la que hace referencia al episodio que se vivió este fin de semana en Gimnasia de Jujuy 1-Argentinos 1.
*Artículo publicado en el diario Clarín del lunes 22 de septiembre de 2008
El fútbol vive de folclorismos mentirosos pero que en el fondo pintan lo que es, no la "sociedad futbolera", sino una gran mayoría de compatriotas que oscilan entre el agravio y la discriminación a causa del exitismo. Hubo, hay y habrá cantos como los que deben soportar las comunidades paraguaya y boliviana de hinchadas en las canchas argentinas. Hubo, hay y habrá crueldades como la que recibe la comunidad judía cuando la gente de Atlanta, muchas veces, soporta agravios racistas de parte de los hinchas rivales de turno.Pero este fin de semana ocurrió algo realmente increíble. Y ocurrió en el interior del país, donde muchas veces (unas reales y otras exageradas) se señala a Buenos Aires como capital nacional de la discriminación (aunque gran parte de sus habitantes no sean porteños de nacimiento, paradójicamente).En Jujuy tras un deficiente arbitraje de Saúl Laverni, el presidente del Gimnasia, Raúl Ulloa, montó en cólera por la actuación del árbitro que según él los había perjudicado (es verdad, pero Ulloa omitió decir que también lo hizo con Argentinos. ¿Y cómo puede ser esto? Sencillo, Laverni es limitado técnicamente y así está más cerca del error). La segunda parte de la indignación de Ulloa tenía que ver con que supuestamente Laverni les dijo "bolivianos" a los jugadores locales. Si Laverni se expresó de esa manera, Ulloa salió a apagar el incendio con un bidón de nafta. Si Laverni se expresó así agravió, sin dudas, pero a los ciudadanos bolivianos. Si Ulloa se sintió vulnerado por las palabras del árbitro pasó a ser el doble de discriminador que Laverni, ¿Qué tiene de malo ser boliviano, señores Laverni y Ulloa?¿Cómo se hubiera referido Ulloa si Laverni hubiera tratado de "suecos" a sus jugadores?Seguramente si Laverni dijo lo que dicen que dijo, lo hizo con "gracia argentinada" por la proximidad de la frontera. Si Ulloa actuó así, siendo un dirigente reconocido, lo hizo porque dentro de su cabeza, como de la de tantos argentinos, vive una frase muy vieja a la que ya que se le puede poner la nacionalidad que uno quiera: "Yo no soy racista, si hasta tengo un amigo ju..., perdón, boliviano". Los dichos de Raúl Ulloa, por los supuestos agravios de Saúl Laverni, los acercan mucho.
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