La tarde pintaba linda en el Country El Venado, en Canning. Ahí estaba con mi grupo de amigos, a la espera de saber qué era este temita del footgolf, si me engancharía o sería un día perdido. Llegamos y la cantidad de autos ya nos demostraba que la cosa iba en serio. Pensaba por dentro que tanto lío para que me combine la bermuda y la gorra top que llevé no había sido en vano, a pesar de las gastadas de mis amigos.
Después de una entrada en calor a puro pelotazo, vino la hora de la inscripción y a comenzar. A uno de mis amigos y a mí nos tocó arrancar en el hoyo 8, allá lejos, bien adentro del country. La buena onda de Marcelo Goicoechea (jugador oriundo de San Fernando, con participación internacional incluída) para explicarnos las reglas, cómo anotar y cómo ir progresando para que nuestra primera experiencia "footgolfera" no sea un papelón es para aplaudir. Y arrancamos.
El placer de pegarle a la pelota y que viaje y viaje para alguien como yo, que los ligamentos de la rodilla le dijeron basta a tan corta edad y con la carrera de futbolista a pleno, no tiene comparación. Pasaron los hoyos, le fuimos agarrando la mano, caminamos mucho y quemamos calorías, y encontramos gente respetuosa, con buena onda y, sobre todo, con una experiencia en el juego puesta al servicio de los novatos, y no como un escalón arrogante e inalcanzable.
Confieso que antes de ir no se me pasaba por la cabeza escribir algunas líneas sobre esta jornada, sino que la había tomado como una salida con amigos, ir a patear un rato y ver qué onda. Pero nos llevamos una grata sorpresa.
En ese clima le dimos fin a nuestro primer torneo de footgolf. Al final llegó la hora de la premiación y también de algunos sorteos entre los participantes. Quien escribe esto se llevó una calza de mujer floreada que arrancó las carcajadas de los presentes, porque había cosas para ganar a las que le hubiera dado más utilidad. Y me hubieran quedado mejor que esa calza...
UN DEPORTE EN PLENO CRECIMIENTO
Creado en 2009 en Holanda por el ex jugador de fútbol Michael Jansen, quien al lesionarse y no poder jugar más, buscó la manera de sentirse activo ligado al mundo del fútbol. Pronto se expandió por los países vecinos a Holanda, para luego hacerse conocido en el mundo.
La excéntrica mezcla entre fútbol y golf permite, además de unir un deporte popular y otro más exclusivo, la chance de que lo jueguen personas de diferente edad y estrato social.
Aquí existe la Asociación Argentina de Footgolf, desde 2010, y realiza torneos profesionales y también de práctica para ir sumando adeptos e ir dándole difusión a un deporte nuevo que seguramente se convertirá en furor en muy poco tiempo.
AUSPICIA ESTA NOTA:
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